Amis lectores:
Encuentro interesante el artículo que adjunto, por ello lo comparto:
“Solo el empleo bien pagado redunda en el consumo”
Fuente inagotable para el ingenio, como para las excusas, la crisis económica es un espejo gigante donde mirarse y reflexionar. Al analizar el caso español,
Gerardo Ibañez, ingeniero, consultor y docente, propone hacer foco en el problema de la productividad, teniendo en cuenta el modelo de los países más ricos del mundo.
Autor de
“La revolución industrial oculta” (Obra propia, 2012), donde aborda este tema, Ibáñez fue el encargado de la lección magistral, durante la apertura del curso 2013/2014 de IEN-CEPADE. El acto se desarrolló el pasado 28 de noviembre, en la ETSI Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid.
Acompañaron a Ibáñez en el acto, Antonio Hidalgo, director del Departamento de Ingeniería de Organización, Administración de Empresas y Estadística de la ETSI Industriales; Julián Pavón, catedrático y director de IEN-CEPADE; Emilio Mínguez, vicerrector de Planificación Académica de la UPM, y Javier Tafur, secretario de CEPADE. En el transcurso de la ceremonia, se realizó la entrega de diplomas a los alumnos de la escuela de negocios.
Producir más y con mayor calidad
“Tenemos uno de los costes más elevados de productividad del mundo”, recuerda Ibáñez y compara a España, con los países del G7 y China. Los primeros se manejan con un modelo de conocimiento, sustentado en bajos costes, alta calidad y mano de obra bien pagada.
Como son más baratos, ese dinero ahorrado lo pueden invertir en I+D, marketing o en pilotear un momento de dificultad económica por crisis o caída de la demanda. Es la forma de trabajo de Estados Unidos, Alemania o Japón, por ejemplo.
En cambio, países que siguen el patrón chino basan su producción en costes bajos, calidad dudosa y mano de obra explotada. España, por su parte, se encuentra dentro del grupo que posee industrias de elevados costes, baja calidad y trabajadores mal remunerados.
Ambos modelos se mueven dentro de los parámetros del no-conocimiento. No queda dinero ni margen de previsión para invertir en investigación o mejoras ni mucho menos para sobrellevar los coletazos de los problemas financieros propios o del contexto.

Acto de apertura del curso 2013-2014 en la ETSI de Industriales
“El coste depende de nosotros y hay que ver cómo bajarlo. Es más productivo quien tiene el coste más bajo. Si bajan los precios por la caída de la demanda, empiezo a entrar en pérdida, aumentan las deudas y cerramos pronto”, advierte.
Ibáñez insta a adoptar las estrategias y prácticas de las naciones más desarrolladas: “¿Por qué no ver cómo hacen quienes tienen éxito?”. El Producto Interno Bruto de un país es su producción y solo la producción genera empleo, remarca.
“Solo el empleo bien pagado redunda en el consumo”. Es importante que los trabajadores tengan un poder adquisitivo que les permita comprar lo que producen, señala. A mayor consumo, mayor producción, mayor empleo y más dinero para consumo, indica.
Dirección de Operaciones, la pieza clave
“Las empresas sostienen el país”, enfatiza Ibáñez. Hay tres tipos: empresas de servicios y productos, de la que dependen las otras dos, industria de producción final y empresas comerciales.
La construcción es una industria de producto final. El consumo continuo, en el sistema capitalista, es fundamental. “¿Los pisos se rompen? No. Hemos fabricado muchos y ahora no sabemos qué hacer con ellos”.
En los últimos cinco años, España ha perdido el 30 por ciento de la industria y el sector se quedó sin mucho empleo, relata. Al mismo tiempo, se cayeron numerosos servicios enlazados a esta producción y cerraron comercios porque no hay dinero para comprar. “En los tres, desaparecieron puestos de trabajo. Es por ello que, sin industrias, no funciona el país”.
¿Por qué? Ibáñez considera que, en los centros de formación de grado y posgrado, en el país se le da poca importancia a la Dirección de Operaciones, que es donde se genera el producto. En su lugar, se dedica más tiempo a estudiar lo que sucede en las direcciones Comercial y Financiera.
Son los países del G7 los que dominan esta área como prioritaria y son los más ricos del planeta, añade. Lean manufactory es el modelo de producción que siguen. Japón lo adoptó con Toyota en los 50, Estados Unidos en los 90 y Alemania en 2000.
Se basa en la obtención de la máxima calidad sobre costes mínimos. ¿Cómo se genera riqueza en un país?
“Siendo competitivo, fabricando productos mejores, gastando poco y con salarios altos para aumentar el consumo”, sostiene Ibáñez.
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